Pensé...

Pensé…

Pensad en un vestuario. Un vestuario común de una piscina, un gimnasio, un balneario… Os resultará fácil, seguramente. Todos hemos estado alguna vez (o muchas) en alguno.

Imaginad ahora a esos desconocidos (algunos ya no lo son tanto, si es un vestuario al que acudes con frecuencia) que os rodean. Algunas de esas personas se conocen, hablan entre ellas; otras van solas; una habla por el móvil; otra revuelve en su mochila…

Así estaba yo un día cualquiera… y pensé.

Por un momento, en lugar de seguir distraída entre mis prisas y mis planes del día; me paré, y observé.

No sé por qué, pero una de las chicas que estaban allí llamó mi atención. Iba hacia la ducha tapada, muy tapada con su toalla. Preocupada, o eso parecía, por tapar todo lo posible su cuerpo (todo lo que permite una toalla de ducha).

Y pensé… en qué hace que tengamos ese pudor y esa vergüenza.  Qué hace que esa chica no parezca capaz de mostrar su cuerpo en público, cuando ese público es tan sólo un vestuario femenino en el que no hay más de diez mujeres, también desnudas.

Por supuesto, esos fueron mis pensamientos. Es posible que aquella chica tenga una respuesta muy diferente, una visión distinta, una opinión contraria a la mía, etc.

Pero pensé en esas inseguridades que a todos nos influyen. A unos más, a otros menos. A unos nos limitan ciertas acciones o en ciertas situaciones; otros somos capaces de sobrevivir a ellas.

Pero pensé en lo importante que es ser fuertes, estar a gusto con nuestros defectos, estar seguros de nosotros mismos y lograr esa alta autoestima que tanto envidiamos.

Quizá pienso demasiado…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *