Un comentario que me hizo reflexionar...

Un comentario que me hizo reflexionar…

Esta semana se ha celebrado el Día contra el Cáncer de mama.

Y ese día, en un programa de radio, escuché a unas mujeres contando su proceso de superación. Cinco mujeres que sufrieron cáncer de mama y hablaban ahora, desde su yo actual, habiendo pasado por una enfermedad así y con mucha valentía.

Una de ellas dijo algo que me hizo pensar. Dijo algo que escuchamos de muchas personas que han pasado por algo grave, doloroso o triste en sus vidas.

Esas personas que han superado una situación difícil; y que la han superado con creces. La han superado y eso les hace cambiar. No son la misma persona que antes. Son, probablemente (o indudablemente) mejores personas que antes, más felices, más conscientes.

Esa mujer decía que recordaba, antes de su diagnóstico de cáncer, cómo levantaba todas las mañanas a sus hijos. Con prisas, pensando en todo lo que tenían por hacer. Desayunaban corriendo para no llegar tarde y se despedía de ellos en la entrada del colegio apuradamente.

Esta mujer, contaba ahora a todos cómo aprendió a disfrutar de esos momentos cada día. Sigue despertando a sus hijos igual, desayunando seguramente con ciertas prisas, llevándolos al colegio y despidiéndose de ellos en la puerta. Pero no todo es igual. Algo en ella ha cambiado. Ahora, es capaz de disfrutar de cada segundo. De saborear cada momento, de VIVIRLO. Es consciente de cada momento, de los hijos que tiene, de que debe aprovechar ese día de su vida, de que cada momento es valioso.

Es maravilloso ese pensamiento, esa nueva visión. Las prisas del día a día, la rutina y el estrés nos impiden muchas veces tener esta visión del aquí y el ahora, de lo que estamos viviendo en cada momento.

Me pregunto… ¿es necesario pasar por algo tan grave, intenso y doloroso en nuestras vidas para ser capaz de incorporar esta visión en nosotros? ¿Tú qué opinas?

1 comentario en “Un comentario que me hizo reflexionar…”

  1. Desde luego una experiencia así, igual que la de perder a un ser querido y la de cualquier experiencia de esas que hacen tambalear todo tu mundo, marcan un antes y un después. Qué valiosa lección! Gracias por compartirla.

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